



Los geranios prefieren inviernos cálidos y veranos frescos. La temperatura interior debe mantenerse entre 10 y 15 °C durante el día en invierno y por encima de 8 °C por la noche para que florezcan con normalidad.La temperatura óptima es de 15-20 °C. El geranio prefiere la sequedad y detesta la humedad. No riegue demasiado en invierno. Riegue cuando la tierra esté seca y húmeda. La tierra húmeda ablanda los tallos, lo que perjudica la germinación y la apertura de las ramas florales. La humedad excesiva a largo plazo hará que la planta crezca demasiado, las ramas florales se desplacen hacia arriba y las hojas se amarilleen y se caigan gradualmente.