

PLA (ácido poliláctico):
El ácido poliláctico, también conocido como polilactida, pertenece a la familia de los poliésteres. Es un polímero obtenido por polimerización con ácido láctico como materia prima principal. La materia prima es abundante y reciclable, principalmente maíz, yuca, etc. Su proceso de producción es sencillo y el producto se biodegrada, siguiendo el ciclo natural, lo que lo convierte en un polímero ecológico ideal. Presenta buena estabilidad térmica, una temperatura de procesamiento de 170-230 °C, buena resistencia a los disolventes y se puede procesar de diversas maneras, como extrusión, hilado, estiramiento biaxial y moldeo por inyección-soplado. Además de ser biodegradables, los productos de ácido poliláctico presentan buena biocompatibilidad, brillo, transparencia, tacto y resistencia al calor, además de resistencia a las bacterias, retardancia a la llama y resistencia a los rayos UV. Por lo tanto, tiene una amplia gama de usos y se puede utilizar como material de embalaje, fibra y telas no tejidas. En la actualidad, se utiliza principalmente en prendas de vestir (ropa interior, ropa exterior), industria (construcción, agricultura, silvicultura, fabricación de papel) y campos médicos y de salud.
Características del material:
1. Biodegradabilidad completa:
Tras su uso, puede degradarse completamente por microorganismos naturales y producir dióxido de carbono y agua. No contamina el medio ambiente y lo protege. Es un material reconocido como ecológico.
2. Circularidad:
Se elabora con almidón de origen vegetal (como el maíz). Este almidón se fermenta para obtener ácido láctico y luego se convierte en ácido poliláctico mediante síntesis química. Elimina la dependencia del petróleo. Al mismo tiempo, cualquier método de tratamiento de sus productos devolverá el dióxido de carbono a la naturaleza, formando un ciclo cerrado permanente del carbono, que no aumentará el dióxido de carbono en la atmósfera.
3、:
Los bolígrafos y estuches para lápices, fabricados con resinas de papelería totalmente biodegradables, cumplen con las normas sanitarias y ambientales de los países desarrollados de Europa y América. Tras su uso, se descomponen completamente en dióxido de carbono y agua por acción de microorganismos al desecharse en el suelo o en un compostaje. Son un buen sustituto del plástico.
